Tengo la cabeza ocupada, pienso en mi "amigo" y de momento aparece él, sin avisar, sin decir: "¿puedo?". Tan.. ¡Él! 
Sí, sé de sobra de que va, que es lo que quiere y lo que no. Y yo en cambio, quiero lo que no quiere él, de lo que huye. Sé de sobra que, no habrá nada, que sólo estoy perdiendo el tiempo. Pero por más que me lo repite, más quiero seguir ahí, intentar lo imposible. Sí, soy cabezona. 
Y, de momento, alguien llama al móvil. No sé quien es, pero tengo que contestar. Interrumpe todos mis pensamientos. ¿Le conoces? Yo diría que no, pero... ¿Quién demonios es? Sigues hablando por educación, te sumerges en esa conversación olvidando esos pensamientos que no te dejan conciliar el sueño. Al cabo de un rato te das cuenta que has pasado más de 10 minutos hablando con una persona que no conoces bien quien es, que aparece en tu vida por una simple casualidad, una equivocación tal vez con un número que lo cambia todo. Se introduce en tus pensamientos de una forma extraña, peculiar...