febrero 26, 2012
Ella, tan puesta y siempre sonriendo. Siempre tenía una sonrisa para regalar, no le importaba a que persona iba a ir parar, solo le importaba hacer ese precioso regalo. Los ojos le brillaban, se convertían en miel. Una mirada dulce. Una sonrisa de piruleta.
Un día, de la noche a la mañana todo cambio. No se sabe muy bien como explicar, supongo que maduró y lo vio todo con otros ojos. Pero lo que sí era cierto es que la sonrisa ya no salía muy a menudo, le costaba más. Ese precioso regalo, se convirtió en una bordería. Una mirada agridulce, una boca de enfado le acentuaba esa bonita cara, pero que le cambiaba totalmente.
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