La luna resalta mis lágrimas haciendo que brillen.

marzo 19, 2012

Noche agría. Noche inesperada. Noche de llanto, de lágrimas. La luna desde allí arriba observa como me encierro en mi habitación con paredes lilas y arranco a llorar desconsolada, sin intención de parar. Sacando todo el dolor producido por una mierda de conversación. Relees y las lágrimas resbalan sobre tu rostro. Te ves reflejada en el gran espejo y la luz de la luna hace que las lágrimas brillen. 
Es un amor condenado al dolor, un amor que duele más de la cuenta. ¿No dicen que el amor no duele? Entonces yo me pregunto ¿qué narices es esto? ¿Sufrir por sufrir?
Se escapan palabras que duelen, que hacen daño. Tirándonos en cara todo eso que no hacemos y que nos falta. Muchas cosas. Demasiadas diría yo.
-Eso, vete, corre a dormir, déjame que ahogue mis lágrimas en la almohada. Desaparece, vete ya, está descansado y si mañana quieres ven a buscarme. Total, hacemos siempre lo que quieres tú. -Sé de sobra que le ha dolido y tal vez por eso se lo haya dicho, pero en parte es así, es todo verdad. Él siempre desaparece dejando las cosas así, huyendo aunque diga que lo quiere arreglar, siempre desaparece cuando debería de quedarse.
A los pocos minutos de esas dolorosas palabras, cumple lo dicho y desaparece. Ya no está. Tal vez me arrepienta de lo dicho o tal vez no. Saturada digo lo primero que se me pasa por la cabeza aunque duela. Tal vez mañana me arrepienta de todo lo que le he dicho, pero solo tal vez. A lo mejor me levanto y me digo "has hecho bien, tenía que saberlo", quien sabe como me levantaré mañana, quien sabe si mañana dejará su orgullo a un lado y aparecerá para arreglar las cosas, para subirme los ánimos y decirme lo mucho que me quiere. Quien sabe lo que pasará mañana. Nadie lo sabe, solo hay que vivir. Levantarte mañana y a ver que te depara el día. 

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