Las primeras en morir de tanto reír.

septiembre 08, 2012

La noche se iba poniendo interesante. Nosotras no parábamos de decir estupideces y a medida que pasaban las horas eran más grandes. Nuestras carcajadas se elevaban por momentos. Estoy segura que nos escucharon todos los vecinos, eso no fue normal. Nos empezó a doler todo, la garganta ya no sabía si era de un fumador compulsivo que va por paquetes al día... Sólo sé que eso fue anormal del todo.

Todo empezó con el cachondeo de los iconos del whatssap, que si un gusanito por ahí, que si un "corredor"... La cosa se fue elevando por momentos y pasamos de los iconos a decir gilipolleces más grandes que mejor no contar por aquí, porque luego nunca se sabe quien lee esto o quien lo deja de leer. El caso es que acabamos las dos sentadas en  la acera de la puerta de mi casa, un poco heladas de más, malísimas. Respirando aire fresco, que lo necesitábamos.

El día se arreglo para las dos, yo diría que la semana... El caso es que, hacía muchísimo tiempo que no nos reíamos así, muchísimo tiempo que no llorábamos de tanto reírnos, muchísimo que no nos dolía todo a causa de tanta y tanta risa. 

Me metí a la cama feliz, recordando el escándalo que hicimos apenas unas cuantas horas. Con la ventana de par en par y la luna observándome desde allá arriba, dejé entrar los sueños por la ventana y a los pocos minutos dormía tranquilamente. 
¿Alguien se ha muerto de tanto reírse? Yo creo que no, pero podemos ser las primeras.

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