Y llegó.

mayo 09, 2012

Querido mío:



Todavía recuerdo esa sonrisa que te regale con los ojos cerrados. Esa sonrisa de inmensa felicidad. 
Recuerdo esos nervios que tenía en el estomago y los quebraderos de cabeza que tuve durante el camino de ida. 
Tengo que aclararte, que me dejé llevar, que no estaba segura de lo que hacia y más todavía en esa situación en la que me encontraba. Lo ponía todo más difícil.
Pues aún así, continué con algo que sabía que iba a quebrar tarde o temprano y, que yo, solamente yo, iba a salir perjudicada. Hoy sé de que hablo. Y lo que temía que llegará, llegó
Esa noche, recuerdo que lloré como una verdadera imbécil, que mis lágrimas iban cayendo poco a poco y sin cesar. Que me sentí como un trapo, que me caí en un pozo sin fondo. 
No pude hacer, absolutamente, nada. Lo comprendí sin más, sin complicar la situación más de lo que estaba, sin hacerte sentir mal... Es algo simple, no se puede obligar a los sentimientos, ellos van por libre


Hoy, después de todo, todavía te recuerdo. Recuerdo cada minuto, cada segundo vivido a tu lado; cada tontería que dijiste; cada palabra bonita que me dedicaste; cada sentimiento que me contaste; cada uno de tus pensamientos, de tus quebraderos de cabeza... Tengo toda la historia almacenada en distintos cajones de mi mente, cerrados para que me dejen continuar hacía delante, para que no se interpongan con el presente. De vez en cuando se abre uno de ellos y me alegran.
Querido, ya que tú no me quieres de la misma manera que yo te quiero, sé feliz con quien tengas que serlo. 



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