Una fiesta y un pensamiento.
mayo 07, 2012
La fiesta acababa de empezar y ya había diferentes grupos desperdigados por el recinto. Salí a fuera y le busqué con la mirada..
-¿Buscas a alguien? -Una voz conocida apareció detrás de mi. Cerré los ojos y me giré.
- ¡Hola! Pensaba que no estabas. -Me acerqué a él y le di dos besos a modo de saludo, aguantando las ganas locas que tenía por besarle y abrazarle.
Teníamos que parecer normal, dos amigos sin más. Hacer como si entre nosotros no hubiera pasado nada. Como si esa vez que nos encontramos en clandestinidad no hubiera ocurrido nunca. Duele, pero a la vez provoca una excitación tremenda.
-Me voy dentro a saludar, ¿vienes? -Me pregunto para ser simpático.
-No. -Respondí un poco molesta. -Me quedo aquí buscando. Luego a ver si nos vemos.
Podría haberle cogido y sacarle fuera de esa fiesta aburrida en la que estábamos. Simular un gran malestar e irnos de allí a otro sitio más intimo. A un sitio donde pudiéramos estar los dos solos y poder hacer todo aquello que se me pasaba por la cabeza en ese mismo momento.
Pero toda esa imaginación mía quedo ahí, almacenada una vez más en mi cabeza sin madurar.
Me lo encontré varías veces más durante todo el tiempo que estuve allí. Tan solo intercambiamos unas sonrisas cómplices que luego quedaron en nada. Y mi primer pensamiento al verle, seguía siendo el mismo. Huir de aquel lugar, que horas después me resulto demasiado mugriento, con él y desaparecer en la oscura y silenciosa noche sin dar explicaciones a nadie.
El problema es que él si que las tenía que dar. Tiempo después me enteré de que tenía novia y que había jugado conmigo como había querido. La ilusión y la excitación que tuve se esfumo igual que la gente cuando apareció la policía.
Me lo encontré varías veces más durante todo el tiempo que estuve allí. Tan solo intercambiamos unas sonrisas cómplices que luego quedaron en nada. Y mi primer pensamiento al verle, seguía siendo el mismo. Huir de aquel lugar, que horas después me resulto demasiado mugriento, con él y desaparecer en la oscura y silenciosa noche sin dar explicaciones a nadie.
El problema es que él si que las tenía que dar. Tiempo después me enteré de que tenía novia y que había jugado conmigo como había querido. La ilusión y la excitación que tuve se esfumo igual que la gente cuando apareció la policía.
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