El Sol se esconde y te deja todo el cielo para ti. Tu fiesta empieza e invitas a alguna que otra estrella para que te haga compañía, en las oscuras noches.
Tú, Reina de la noche, silenciosa, resplandeciente, elegante. Tú, que observas todas las noches frías, que te cuelas por las pequeñas rendijas de las ventanas, que nadie tiene secretos para ti. Cómplice de mis locuras, de mis llantos silenciosos.. Tú que estás ahí, observándome (observándonos, a todos), callada.
Unos duermen; otro, prefieren aprovechar junto a ti, tus fiestas; otros, simplemente, se tumban en el sofá con la tele puesta hasta que consigan dormirse; otros, en pareja, se dejan amar el uno por el otro...
Yo, con mariposas revoloteando de aquí por allí por mi estomago, felices, vivas...

Y de un momento a otro, las mariposas desaparecieron de mi estomago. Una ventisca, una lluvia densa o quien sabe que, se las llevaron, dejándome completamente vacía y sin sentimientos.