Una noche larga.

julio 15, 2012

Siete de la mañana. Todos desaparecen, el jaleo de horas atrás aminora y tan solo quedan las pequeñas voces de la vecindad que regresa para dormir un poco. Empiezan las fiestas y eso se nota en el ambiente.Poca gente son las que se levantan para trabajar. Domingo.
Y nosotras seguimos despiertas. La noche había sido muy larga, aunque la retirada fue muy tempranera con llantos incluidos. Impotencia. Rabia. Titiriteros que nos tiran de los hilos casi invisibles, aunque no existan.
Nos dejamos llevar, olvidamos las lágrimas derramadas a cara descubierta y aparecen pequeñas risas, que hacen que valga la pena estar despiertas a esas altas horas. Además se crean nuevas curiosidades, cotilleos mañaneros, justo cuando una decide irse a dormir. Pero dormir puede esperar, las curiosidades y cotilleos es lo único que importa. Nos informamos. Un nuevo sentimiento nace, las mentiras por su parte crecen y yo me río por no llorar.
Los ojos se cierran las siete de la mañana y yo todavía despierta. Oigo voces, voces cercanas y sin volverme a mirar el reloj, sé que son las siete y media y que alguna de esa gente, va dirección al trabajo. Yo en cambio, me doy media vuelta y cierro los ojos. Tranquilos, dentro de nada volveré a abrirlos.

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