Ganas desaparecidas

noviembre 18, 2012

El día despertaba y por los huequecitos de la ventana se colaba la luz del sol, ese de noviembre que perdió toda la fuerza por agosto. Domingo, mediados de noviembre, las nueve apenas marcaba en mi móvil y no sé porque yo ya me despertaba un poco decaída. ¿Es por lo que he soñado? ¿Qué he soñado? ¿Es por lo de ayer, sábado? Tal vez sería por eso, por él... Mis ganas por levantarme de la cama no sé donde ni cuando las perdí, tal vez en ese primer sueño que ni siquiera recordaba. 
El día transcurría de igual manera, no había sonrisa en mi, ¿dónde estaba? No sé porqué, fue llegar al campo; la naturaleza, la tierra mojada, la hierba tan verde... Que parecía que me transformará. Cambié esa cara seca y decaída por una sonrisa que me trajo el viento, cambié mis pensamientos negativos por positivo, o simplemente dejé de pensar en él. Sonreí al ver a mi abuela en la cocina preparando cosas y más cosas para comer, no puede estar quieta esta mujer, pensé. El brasero me esperaba y allí permanecí gran parte de mi estancia...  
Luego vino la pequeña de la casa y sólo habían sonrisas y más sonrisas. Es increíble lo que pueden llegar a hacer estos críos.

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