No me gusta que el año acabe, y todavía no entiendo porque, pero me pongo melancólica y se me pone los ojos vidriosos por decir adiós al año que dejamos atrás. Este año, sin quererlo, supe que a mi hermana también le pasaba y entonces me sentí un poco más entendida por ella. Nos emocionamos cuando tenemos que besar para felicitarnos el año en el que entramos. 

El caso es que, este año, al estar solas con mis abuelos, pudimos ahorrarnos los besos y los deseos pero yo... A cada uva me emocionaba un poquito más, menos mal que eso de disimular lo llevo bastante bien cuando quiero, y pasé desapercibida mientras las risas se colaban a cada grano y a cada "don" del reloj. 

Cambiar de año no significa gran cosa, ya que la vida continua de la misma forma que antes, haces las mismas cosas aunque nos pongamos propósitos para el año nuevo. Gran tontería y pérdida de tiempo. Otra cosa que nunca comprenderé. A cada año los mismos deseos que solo duran enero como muchísimo. 

Yo este año, como muchos, no me he marcado nada, supongo que ser feliz que ya es bastante. Y poco a poco, el 2016, con tan poquito tiempo que estamos en él, me está dando muchas alegrías. Por ejemplo, esa alegría que no esperábamos que hay que mantener escondida, cosa que tampoco entiendo, ¿no dicen que las alegrías hay que compartirlas? ¿Por qué no puedo compartir esta?; y gracias a eso, puedo tener mi cámara. Qué sí, mi cámara por mi. (Ya que aquí no me leen, puedo decir lo que me de la real gana, y no sentirme mal con palabras que en realidad no tiene fundamentos. Es un auto regalo, no hay más).

Bueno que me desvío. Quería deciros con esto, que dejaros de propósitos tontos para los años que vengan, dejad que pase la vida como tenga que pasar, marcaros el propósito más importante de la vida, ser felices e intentarlo, luchar si es necesario y siempre adelante. Yo sin esperar nada, me vino lo que quería, y con esto, supongo que viene la felicidad.

Feliz vida. Feliz 2016.