Moros 2018.
agosto 05, 2018
Unas horas después ya estaba estrenando acreditación en el desfile de capitanías. Yo, que huía de las fiestas y me encontraba entre la multitud con mi cámara en el cuello y muerta de vergüenza. Llegué a casa inmensamente feliz y orgullosa de las fotos que habían salido. Me enamoré de una niña a la que le hice una foto que me recordó a mí. Los días siguiente, la busqué pero sin éxito. Me tengo que conformar con esa foto que me saca sonrisas cada vez que la veo, aún estando mal enfocada.
En el segundo desfile, ya sabíamos donde colocarnos para conseguir las mejores fotos, de hecho, ese día hice pocas pero todas buenas a mi parecer, claro. Entre la multitud, como anécdota, minutos antes de empezar, la gente me preguntaba que si era fotógrafa y mi contestación fue, "bueno... sí..." no me acostumbro. Tenía cola para hacer fotos, la gente que a veces es maja.
Fue una experiencia increíble, Lolo, que me acompañaba, me lo hizo un poco más fácil, porque si hubiera ido sola hubiera muerto el primer día de vergüenza y no hubiera revivido. También la gente ayudaba, cuando se veían apuntados por una cámara sonreían y posaban.
Gracias una vez más a Maje por confiar en mí, por no dudar y por darme esta gran oportunidad.
Estoy feliz y orgullosa de haber aceptado, pero más me voy a sentir cuando vea mis fotos publicadas en una revista. Ya os contaré.
0 comentarios