abril 28, 2012

La noche cae, los sueños empiezan a surgir...
En un lugar, alejado un poco de todo estoy yo, bajo una ventana un poco más baja de lo normal estoy asomada mientras contemplo el escaso tráfico de la noche, a pesar de ser una calle muy transitable. Me lleno del aire fresco y respiro hondo. Me encanta éste frío después de haber llovido. 
Mi cabeza se encuentra llena de pájaros desperdigados que no saben donde dirigirse, que no saben donde esconderse bajo la tempestad que se me avecina, donde me he metido yo sola. 
"Idiota, que eres idiota". Eso me repito una y otra vez, y es que es verdad. No puedo ser más idiota porque mi madre, al parirme, dijo BASTA. 
Me vuelvo a asomar a la ventana, contemplo los coches aparcados y los que, bajo la luz de las farolas, se mueven lentamente. 
Quiero música, me falta música. Una canción bajita, que entre por mis oídos con los ojos cerrados mientras siento el frío de esta noche de abril, esperando un reencuentro.
Unos largos minutos me relajo, quedo ida, pero un coche interrumpe esa mente en blanco con su música demasiado alta para las horas que son.
"¿Cómo te has metido aquí? ¿No habías sufrido bastante con lo que tenías? ¿Quieres repetir, volver a estar mal?...". 
Salgo de una historia y me meto en otra, si cabe, peor. ¿De historias en las que se sufre va esto o que?


Dejo de pensar en eso. Me centro en el gran reencuentro que tengo dentro de escasas horas. Tengo ganas, tengo ganas de ella, de que me cuente, de reírme con ella, de contarle, aunque ahora no tenga ganas, pero le tengo que contar. Tengo que contarle la liada que he hecho, por lo que ahora estoy como estoy. 




-Vuelvo a escribir dentro de poco, no me gusta lo que  ha salido, además es triste...
Solo quería desahogarme. 

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