El nudo en la garganta.

mayo 29, 2012

Irene Montalà
La mañana empezaba torcida. Una llamada tempranera en un teléfono móvil un poco pasado de más, cansado de las largas noches sin descansar, sin parar de iluminar mi rostro, sin dejar de escribir... 
Yo, dando vueltas en la cama, dándome cuenta de que alguien llamaba al móvil, que éste solo se limitaba a vibrar. Ni siquiera me he incorporado para ver quien era, me daba igual. Estás primeras horas no me las iba a chafar nadie. No sé porque, pero creo que una parte de mi sabía perfectamente de quien se trataba, no me preguntéis el porqué, porque no lo sé. Las vueltas y más vueltas en la cama desde las siete y media de la mañana ya me estaban avisando. 
Luego a vuelto a sonar y ha sido cuando lo he cogido. Escuchar su voz, que me ha parecido dulce... Pero luego todo se ha torcido. Papeleos, follones de ellos, en esos que yo no quiero entrar porque me matan, me matan poco a poco, me hacen sufrir, estar mal durante días... Pero no, ellos no lo entienden... 
Un timbre que suena y yo no hago caso, sigo con mi suplicio de buscar una camiseta que le vaya a esos pantalones azules. Pero ahí, todo se desata, más bien cuando salgo ya vestida, después de fundirnos en un largo y esperado abrazo, después de mirarnos a los ojos y volvernos a abrazar... 
- ¿Has cogido eso....?
- Es que verás...
Ahí. Justo en ese momento empieza algo que me hubiera gustado no haber vivido nunca. Los dos hablando de papeles y sus líos, y yo.... Pues sí, yo en medio. Las dos personas que me dieron la vida... 
Mi nudo en la garganta se acentuaba a medida que ellos avanzaban por esas hojas llenas de letras. 
No sé como ese nudo no ha salido en forma de lágrimas, no lo logro entender. Tal vez quería pasar eso de la mejor manera posible, hacer verles que ya he madurado. Pero todo lo contrario, yo moría por llorar. Hacer que pararan ya de tantas gilipolleces y pensaran un poco en nosotras que somos la que sufrimos de verdad, pero están tan centrados en su lucha que no son capaces de ver la realidad. 


Y yo tan solo quiero desaparecer, no saber nada de ninguno de los dos. Mandarlos a la mierda, así sin más, sin pensar ni darle más vueltas...

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