Vértigo de felicidad.
junio 04, 2012
Esa felicidad que tan tonta asomaba desde bien temprano. El día empezaba bien, y es que eso de irse a dormir temprano hace que te despiertes a horas tempranas y feliz. Madrugar sienta bien.
Desayunó algo rápido, un sandwich y un actimel para activar todo el cuerpo hasta las defensas. Salió de casa un poco rápido después de ponerse algunas de las pulseras que había almacenado de viajes fugaces de verano.
Hoy había decidido pasar todo el día fuera de casa, sentada tal vez, en un banco del parque más visitado de la ciudad, un antro un poco oscuro de más o aquel bar tan visitado por personas conocidas, siempre junto a su bloc de notas para apuntar las ideas que le iban surgiendo. Nunca se separaba de él.
Escribir era su vida. Pero tan solo tenía borradores, frases sueltas y alguna que otra historia empezada pero sin acabar. Su sueño era escribir, convertirse en la escritora de sueños no tan imposible. La idea de escribir un libro le hacía inmensamente feliz. Tener algo suyo que sería conocido por muchos, ideas, pensamientos, frases para recordar... Le producía un vértigo de felicidad.
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