Una frase inapropiada.

junio 22, 2012

Y de un momento a otro, una simple frase, incluso mal dicha, en un momento inoportuno puede hacer que cambie absolutamente todo. 
Una pequeña felicidad, muy pequeña en un día un tanto gris. Un día que había empezado bien, que no había queja ninguna. Una felicidad por otra persona a la cual la vida, después de unos momentos oscuros, le volvía a sonreír. No era el día de nuestra protagonista, pero se le escapaba algunas pequeñas sonrisas y eso era bueno, al fin y al cabo sonreía. 
El día tocaba a su fin, y ella se estaba preparando para la hora de la relajación máxima del día, de estar tranquila, bien en el sofá disfrutando de la programación de la televisión, de alguna que otra conversación o bien en la cama esperando a que le aparezca el sueño. Pero sus planes cambiaron... 
Al salir de la ducha una llamada le esperaba, unas amigas locas que no querían dejarla descansar y la obligaban a salir. Vinieron a buscarla y a la cosa acabó en poco. Ella consiguió quedarse en casa con su hora de máximo relax pero con algo que le pesaba demasiado... Esa frase en mal lugar, esas palabras que cambiaron las facciones de la cara por completo. El semblante decaído, las pocas ganas que tenía de salir se le cayeron y sin querer las pisó...
Ellas desaparecieron después de dejarla destrozada.

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