2012

diciembre 31, 2012

Y se va. 2012 se va para dejar paso a otro año más. 
2012, quiero que sepas que has sido fantástico. He reído a carcajada, incluso he llorado de tanto reírme, me ha entrado agujetas en la cara y dolor de barriga, y me he quedado sin respiración de tanta risa. Y también he llorado, claro está, hasta por la mínima cosa, que luego, a pensarlo he dicho "¿Por eso tantas lágrimas?". Pero es así, en el momento te duele y luego se pasa. 
Pero bueno, quedémonos con lo bueno. Y lo bueno es ese seis de octubre, cuando por fin conocí a mi querida y maravillosa Milán. Que me temblaba hasta las pestañas, que no podía mantener las manos en el aire sin que empezaran a moverse locamente... Gravé en mi cabeza las palabras que intercambiamos por pocas que fueran, y esa "¿una foto?" que me hizo dormir felizmente cuando caí en la cama tras el día que me pegue para que todo saliera perfecto. Y salió, tal vez no igual como imaginaba pero salió. Y esa felicidad me duró varios días, que me ilusionó para seguir adelante con todo, esa seguridad de "yo puedo".

Y luego vino el diez de noviembre. Mi querido Màxim venía a Alicante, y aunque me ilusión no era tanta como con la Milán, luego resulto ser lo más perfecto de todo. Me vine enamorada de él. Su simpatía, su amabilidad, su observación por todo (mis uñas azules como el cielo de París), su sonrisa de oreja a oreja que no quito en toda la firma.... El hombre perfecto. Las risas que nos echamos con él, mi madre y su nerviosismo, que luego no le dejó decirle todo lo que le tenía que decir... Esa silla que puso a su lado, según él para que no fuera tan formal. Que yo tome asiento y me podría haber quedado allí todo lo que durará, porque a su lado, una se sienta bien. Esa sonrisa justa para la foto... Esas dedicatorias... Esa foto en el bar de la esquina del novio de mi madre... Esos apretones que me dio en el brazo, que recuerdo casi a diario... 

Resumiendo, 2012 pensaba que ibas a ser bueno y te has superado. Gracias por todo lo que me has dado. Gracias por dejarme conocer a estas dos personas fantásticas y por toda aquella felicidad que me has dado, lo malo se olvida.
Y el año lo acabo sin él, ha decidido marcharse.

No sé lo que me deparará el 2013, pero seguro que algo medianamente bueno.
¡¡Feliz 2013!!

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