Un día pasó.
febrero 27, 2013
Y entonces me topé con él.
Era alto, guapo, moreno, con una sonrisa que enamora y unos ojos marrones intensos. Le miré fijamente a esa sonrisa que me enganchó al instante y me hizo parecer que volara. Ya no notaba el dolor de pies del cual me quejaba minutos antes por la larga caminata por el Sena, ya no había dolor ni quejas. Me quedé embobada mirándole a él y a esa preciosa sonrisa, me quedé interrumpiendo el paso, notaba como los parisinos se molestaban y se quejaban con un perfecto francés.
Era alto, guapo, moreno, con una sonrisa que enamora y unos ojos marrones intensos. Le miré fijamente a esa sonrisa que me enganchó al instante y me hizo parecer que volara. Ya no notaba el dolor de pies del cual me quejaba minutos antes por la larga caminata por el Sena, ya no había dolor ni quejas. Me quedé embobada mirándole a él y a esa preciosa sonrisa, me quedé interrumpiendo el paso, notaba como los parisinos se molestaban y se quejaban con un perfecto francés.
Y él, en cambio, ni se inmuto. Continuaba con su cámara, haciendo fotos a una pareja de recién casados y en ningún momento dejó de sonreír.
Cogí asiento en un banco cerca de donde estaba él y allí me quede inmóvil durante quién sabe cuanto tiempo, observando sus distintas sonrisas.
Cuándo me quise dar cuenta, ya habían acabado la sesión de fotos, los novios se habían ido y él, recogía y guardaba su cámara con mucha parsimonia. Entonces supe que ese era mi momento, me acerqué a él y me presente. Me hice pasar por una escritora que necesitaba fotos para su "book". En realidad no era del todo mentira, mi sueño era ese y había huido entre otras cosas, para invadirme de otras costumbres y empezar a escribir algo que mereciera la pena.
Así que, él se lo creyó y yo me enamoré un poquito más.
A partir de ese día, nos veíamos casi a diario. Le dije que no conocía a nadie por aquí y necesitaba que alguien me enseñara rinconcitos que me inspiraran y me hicieran desconectar, además tenía que aprender el francés. Y eso hizo, me enseño rincones preciosos de París.
No sé si fue buena idea quedar tanto con él, porque el flechazo que tuve el primer día, se fue aferrando en mí, y cada día iba a peor. Pero no podía pasar nada; un francés guapo, con esa sonrisa, no podía estar con alguien como yo. Así que, me olvidé en el momento.
Y, un día pasó. Me llevó al mejor rinconcito del mundo, con unas vistas estupendas. Me asomé a disfrutar de ese paisaje y de momento, noté como me abrazaba por detrás. Me giré para abrazarlo, me apartó el pelo y me besó. Me quedé completamente inmóvil, ni supe reaccionar, no me lo esperaba...
Me miro a la cara y me dijo:
-Me di cuenta como me mirabas el día que nos conocimos, y quise hacer esto desde aquél momento... -Y cortó la conversación con otro beso-.
Cogí asiento en un banco cerca de donde estaba él y allí me quede inmóvil durante quién sabe cuanto tiempo, observando sus distintas sonrisas.
Cuándo me quise dar cuenta, ya habían acabado la sesión de fotos, los novios se habían ido y él, recogía y guardaba su cámara con mucha parsimonia. Entonces supe que ese era mi momento, me acerqué a él y me presente. Me hice pasar por una escritora que necesitaba fotos para su "book". En realidad no era del todo mentira, mi sueño era ese y había huido entre otras cosas, para invadirme de otras costumbres y empezar a escribir algo que mereciera la pena.
Así que, él se lo creyó y yo me enamoré un poquito más.
A partir de ese día, nos veíamos casi a diario. Le dije que no conocía a nadie por aquí y necesitaba que alguien me enseñara rinconcitos que me inspiraran y me hicieran desconectar, además tenía que aprender el francés. Y eso hizo, me enseño rincones preciosos de París.
No sé si fue buena idea quedar tanto con él, porque el flechazo que tuve el primer día, se fue aferrando en mí, y cada día iba a peor. Pero no podía pasar nada; un francés guapo, con esa sonrisa, no podía estar con alguien como yo. Así que, me olvidé en el momento.
Y, un día pasó. Me llevó al mejor rinconcito del mundo, con unas vistas estupendas. Me asomé a disfrutar de ese paisaje y de momento, noté como me abrazaba por detrás. Me giré para abrazarlo, me apartó el pelo y me besó. Me quedé completamente inmóvil, ni supe reaccionar, no me lo esperaba...
Me miro a la cara y me dijo:
-Me di cuenta como me mirabas el día que nos conocimos, y quise hacer esto desde aquél momento... -Y cortó la conversación con otro beso-.
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