¿Un día para ti?

marzo 18, 2013

Era mágico. Esta ciudad lo hacía todo mágico. Las relaciones por estas calles eran otra cosa. 
La felicidad estaba a la orden del día, y sino, él se encargaba de todo. 
Ya casi no recordaba el motivo de porque había venido aquí. Ya no le recordaba, ni tampoco me importaba. Mi vida había cambiado

Aunque a su lado estaba bien y no necesitaba nada, me tome un día sabático para mi sola. Se podría decir un yomemiconmigo como dice una de las mujeres más sabias de este planeta.
Mi día empezaba, el sol se colaba por las pequeñas rendijitas de la ventana. Remoloneé un poco pero al recordar el día tan relajado y especial que me esperaba, dí un salto de la cama y comencé con la limpieza. No se puede disfrutar de tu casa ni de ti sin que esté todo en su sitio y limpio. Así qué, limpié la casa de arriba abajo, juro que no dejé ningún rincón. Me duché y baje al supermercado a por mi menú favorito. 
La cocina no se me daba muy bien, a pesar de que mi madre y mi abuela fuesen cocineras, "se pega todo menos la hermosura" y esa hermosura de tener buenas manos para la cocina, se la quedó mi hermana. Pero eso no me echó para atrás. Me até el delantal que me regaló él y me perdí unos largos minutos en la cocina. 
Tuve un amago de llamarle e invitarle a comer, pero quedé conmigo misma y  no podía fastidiarme el plan. Encendí unas velas y serví la comida. Disfruté como lo hacía mi sobrina con la salsa que su madre le preparaba para la pechuga. Y me vinieron recuerdos... Y sonreí mientras una lágrima tonta se me escapaba. Las echaba de menos. 
Continué con mi día, me serví el postre: plátano y fresas y zumo de naranja
Por suerte, antes de irme de España cogí conmigo "Cartas a Julieta" y disfruté de esa preciosa película que tantas veces había visto ya en tan buena compañía. Y tuve el mismo amago de antes... Pero se me pasó cuando de momento sonó el móvil. "Espero que estés disfrutando de TU día, te lo mereces". Desprendía felicidad
Acabé con la película y remoloneé un ratito en el sofá con todas las capas de mantas que me puse. Y de un momento a otro, sonó el timbre. Fui corriendo a abrir con un único pensamiento. Y acerté. Era él. Me traía mi cena favorita y me vino a la mente todas esas cenas en ese restaurante italiano.. De la primera a la última, y aunque a él no le gustará a rabia como a mí, siempre, siempre me llevaba con una sonrisa.
-Sólo te traigo esto. No quiero interrumpir tu día.

-Tú nunca interrumpes nada, anda, no seas tonto.
Y conseguí que se quedará conmigo. Compartimos la comida que él mismo me trajo para mí y volví a encender las mismas velas que utilice para la comida. El ambiente era mágico. Luego pusimos otra peli, está vez la eligió él, y cogimos el sofá y entre manta y manta nos dimos amor... El hizo que mi día, fuese más día

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