Siempre optimista.

mayo 07, 2013

La noche pasada no había ido tan bien como había planeado. Cosas que pasan, que resurgen de la nada dispuestas a cambiar la situación. ¿Llorar todas las noches? ¿Qué clase de relación era esa? Mientras ella lloraba, él disfrutaba.
Y de un momento a otro, algo en ella le hizo reaccionar, al fin. Se reveló después de tanto tiempo callada, encerrada en esa situación que le torturaba día y noche. Habló. Contó todo. Le dejó claro todo aquello que le torturaba, que no la dejaba dormir y que le hacía llorar. Él, que presumía de enamorado, no abrió la boca, y cuando la abrió, fue para hacer más daño si cabe. La cosa se veía que no iba a acabar bien y ella decidió dormir, poniendo verde al que había sido su enamorado durante varios años. Los ojos se le cerraban y ni siquiera se dio cuenta de que se había dormido. 


A la mañana siguiente. Las 06:35. Remoloneaba en la cama empapada en sudor, sumergida en sus pensamientos blancos. Algo la había cambiado. Su actitud era otra, ni siquiera pensó en él, que era lo primero que hacía cada mañana al abrir los ojos. 
El tic-tac del reloj invadía toda la casa silenciosa. Todos dormían mientras ella disfrutaba de los primeros minutos de la mañana sin él por sus pensamientos. Sabía que esto marcaba un principio y un fin. Además, sonreía. Tenía ganas de ser feliz, ganas de encontrar a alguien, no tan cabrón como los que había encontrado hasta ahora. Quería sonreír a alguien y que se dieran cosas mutuamente. Quería besar con los ojos cerrados y al acabar sonreír. Esas cosas que dan la vida, y que no la quitan. A eso se refiere. Me refiero. 

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2 comentarios

  1. Yo también quiero eso, no sufrir, besar a alguien y luego sonreír. Tiene que ser una sensación genial, ¿verdad que sí?

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