octubre 23, 2013

El cielo se vestía de color cuando él se levantó para prepararme el desayuno y llevármelo a la mesa. Esa mesa se encontraba en una terraza perfectamente ordenada. Junto a ella, unos jazmines que perfumaban las noches de amor y las mañanas de ilusión. 
Las tostadas y los zumos ya estaban en la mesa cuando vino a avisarme de la mejor manera que existe. Te abraza, te acaricia, te mima, te besa... Y tú solo puedes poner cara de tonta y sentirte completamente feliz. Fui rápidamente al baño a hacer lo que se hace cuando una se levanta y con mucha parsimonia acudí a la terraza. Había ido a por unas flores a la tienda de abajo para ponerlas en un florero en el centro de la mesa que hacía juego con un mantel verde que colocó. Tomé asiento y disfruté del desayuno y del amor un día más. 

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