Huevos.

septiembre 09, 2015

Un día le eche valor y dije todo lo que pensaba. Y ¿qué si se va? Si se va es que no ha sido lo suficientemente hombre para aguantar a una mujer tan mujer como tú. Así pues, adiós muy buenas.
Esta historia empezó hace ya bastante tiempo, un tira y afloja demasiado tirante, un orgullo no lo suficientemente herido como para dar carpetazo a esa cosa que la gente se empeña a llamar relación y no necesariamente de amor. 
Él tenía una doble vida, un "te quiero mucho pero estoy casado y no tengo los huevos necesarios como para dejar a mi pareja e irme contigo a la otra punta del mundo".-No, los hombres no dicen eso, pero nosotras (que somos muy listas) lo sobreentendemos-.
Pues bien, tras aguantar unos largos años con conversaciones por ese olvidado Messenger, que después se convirtieron en correos y más tarde el WhatsApp hizo su aparición estelar, yo ya estaba cansada. Cansada de verme cansada, cansada de que no dejará tiempo para mi y que solo me buscará cuando le picara ese miembro que les cuelga a los hombres y a que a muchas de nosotras nos gustaría cortar a más de uno... Así que, cansada de ser la idiota de la película, le solté de todo lo que me vino a la mente y lo que me inventé en el momento. Si el WhatsApp pudiera echar humo, el mío lo hubiera echado. Pero, no hubo contestación, los dos checks azul de la aplicación aparecieron en mi pantalla y yo, que me había levantado con ganas de gresca no me daba la real gana de que el señor que estaba con su móvil en su casa rascándose su miembro no me contestará y me dejara como una loca manteniendo un monólogo escrito. Pero por mucho que le dijera, estaba demasiado entretenido como para contestar o le faltaba eso que muchos de ellos alardean que tienen para unas cosas y no para otras, sus hermosos y grandiosos HUEVOS.


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