Contándoos rápido.

noviembre 17, 2015

Menudo dos días llevo. Un no parar, risas a carcajadas porque cuando me río de verdad no sé reírme de otra forma. Un agotamiento y un dolor de espalda es lo que me define en este momento, pero muy contenta. Os empezaré a contar por ayer...

Le obligué, a mi abuelo, a que se dejara el coche aquí y que se viniera conmigo. Tenía que ir al hospital universitario de San Juan, eso supone recorrer todo Alicante - o al menos, así me guió él- y a esas edades, las cosas fallan, y a pesar de que él va a todos los sitios, ya que me tenía que ir con él pues que fuera cómodo y relajado.

Y así hicimos. Recorrimos todo Alicante hasta llegar a la universidad Miguel Hernández. ¡Qué jaleo de hospital! ¡Qué lioso! ¡Qué de todo! En fin, tres horas esperando para que le hicieran las pruebas, pero con él... Con él no tienes tiempo a aburrirte. Como un niño pequeño, como un hombre que se ríe de todo y quiere hacer que todos los que hayan a su alrededor rían, porque bastantes penas hay ya. Pues el caso, se hizo el gracioso, se rió e hizo que nos riéramos las dos y a todos a los que le llegaron a sus oídos. 

Pasó un médico o enfermero -yo ya no sé diferenciar- y el hombre era indio o al menos tenía rasgos y... Ya fuese por las largas horas de espera, tanta tensión que había en el cuerpo o simplemente porque el hombre se quería reír... "Seguro que me toca a este." "Seguro que salgo con una pluma en la cabeza y haciendo" -se puso una mano en la cabeza que le hacía de pluma y otra en la boca en forma de O-. Nos tuvimos que apartar de él para no armar más espectáculo y reírnos lejos. Una mujer -debía de ser enfermera, pues llevaba una bata blanca pero acompañaba a un hombre mayor (no puedo decir más porque no sé más)- que nos escuchó también se echó a reír, ¿quién puede aguantar esas cosas de él? 

Hubo más cosas, hubo más momentos pero... Entre que hoy no puedo conmigo y que no me acuerdo de nada más porque hoy... Hoy también ha habido cosas que quiero contar y desahogarme...

Anoche apareció la rubia de ojos claros y ella puso la guinda al día. Yo, payasa como mi abuelo y esa niña dispuesta a reírse de todo también... Jugamos, dijimos tonterías, reímos. Y... afloró mi lado maternal, un poquito. Esta mañana, para que aflorara un poco más, la he tenido que llevar al cole, la he tenido que peinar, hacerle el desayuno, acabarla de vestir, vamos esas cosas que se le hace a una niña de 5/6 años. Y por supuesto, hemos reído de buena mañana mucho.
Luego ha tocado limpieza y esas cosas de casa. Y más tarde llevar a la abuela a comprar. 

No me gustaba ir a comprar hasta este verano, cosas que tiene la vida que aparece por sorpresa y no te puede gustar más. Eso que os conté en el post pasado, las miradas y esas cosas. Pues la cosa va poco a poco pero con buena letra. Cada vez hay más conversación, ¡hasta hoy me ha confiado su mayor secreto! Vale no, me he pasado, pero sí me ha comentado algo que, tú así como así no dices, vamos al menos yo -igual soy rara, que también-. Pero no sé, ¡el próximo día ya tengo algo que hablar!

Por último, hemos empezado a coger la oliva del campo -que yo no sé porque plantan tanta olivera ¡la virgen!-. Mi espalda necesita descansar.

You Might Also Like

0 comentarios