Estamos vivos, o eso dicen.

noviembre 30, 2015

Subo a diario una foto a mi cuenta de instagram -ya que estoy os la dejo por si queréis pasaros por allí, ggloochoa-, y ayer subí una con una frase al pie que ponía "estamos vivos (o eso dicen) así que, vamos a disfrutar del domingo". Y el día empezaba un poco con ese vaguerio de no querer levantarse de la cama, pero poco a poco, fueron resurgiendo de quién sabe dónde porque teníamos una comida en un restaurante en un pueblo cercano. 

El show estaba asegurado con mi abuelo y desde bien temprano empezó a quejarse. ¡Qué gruñón! Estuvo todo el día quejándose de todo. Que si ahí te cabe el coche, que si lo has dejado muy pegado al de delante, que si te puedes meter un poco más para dentro... El caso era quejarse. Si lo aparcas tú está mal, pero si le dejas aparcar el coche a él aunque lo aparque igual que tú está bien no, lo siguiente. Manías de los años, manías de vivir, manías de él que lleva desde fábrica.

La comida fue bien, aunque como no, tenía que salir con sus manías y con que quería ver los platos vacíos aunque reventáramos. Como era de esperar, si una persona no puede más, no puede más, aunque venga quien quiera. Mi tía le rebatía, pero es lo que tiene discutir con un cabezón encerrado en sus ideas, que es imposible. 

La comida transcurrió sin sobresaltos, con sus quejas pero poco más -nada que ver con la última comida que tuvimos que acabamos todos enfadados-. Y llegó a su fin. Tocaba uno de esos abrazos apretaditos de mi tía y esos besos entre medias. 


Por la noche tenía a la pequeña en casa, esa niña de pelo rubio y ojos claros que me tiene enamorada. Entra por la puerta de mi casa y ya entra feliz porque va a estar con nosotras, y aunque a veces le hacemos rabiar y se cabree porque no quiera jugar, siempre nos desprende esa felicidad que muchos la quisieran para ellos. A mí me la apega. A mí me envuelve.

Esta mañana teníamos que llevarla al colegio, y no sé, pero cuando me tengo que ocupar de ella yo... Se activa algo dentro de mi o que sé yo, que me encantaría hacerme cargo de mi sobrino, ese que todavía no tengo y que por edad, tendría que parir yo primero. Pero a mi todas esas cosas me dan miedo y no sé yo si quiero tanta responsabilidad, pero que me encantaría cuidar de alguien tan chiquitillo y con tanto amor que dan sin importar nada más. Ocuparte de una personita, que sea tuya o no está bajo tu responsabilidad. 

A veces, en esos casos, pienso en ese reloj biológico que nosotras las mujeres tenemos en nuestro interior, o eso dicen. Pero pienso que todavía me queda mucho por vivir, por disfrutar, y yo, absoluta como mi tío que me dicen, a la que le gusta tener su espacio y no saber nada de nadie, no me veo capaz todavía. Igual, dentro de unos años, cuando me canse de mi espacio y de no saber nada de nadie, igual... Quién sabe.


Hazme saber que has leído el blog, de la forma que quieras. Abajo.

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