¿Un hola?

agosto 16, 2016

Me levanté con una resaca de pensamientos demasiado profunda, el vacío de sentimientos y reflexiones varias se acentuaban a medida que iba escuchando la lluvia desde la ventana y la poca adhesión de los coches. Llueve, pensé sonriendo, mientras remoloneaba durante largos minutos en la cama recordando la noche anterior.

La lucecita del móvil parpadeaba sin parar, como si me metiera prisa para leer el whatsapp que esperaba por la noche pero que llegó tarde. No tenía ganas de leerlo, no quería saber que había puesto. ¿No te pasa que envías mensajes por la noche porque echas de menos o piensas de más y luego te arrepientes al segundo de enviarlo? Pues eso. No quería leerlo. Para arreglarlo la respuesta no fue la que esperaba, esperaba otra cosa más profunda pero donde no hay no busques. Y así es.

Intenté olvidarme de todos esos pensamientos enseguida y me fui derecha a la ducha. Ducha de agua fría por la mañana para activar todos y cada uno de los músculos del cuerpo. Tenía que salir a comprar y apareció el señor sonrisas por mi mente. Posiblemente hoy me tope con él, pensé con la sonrisa en la boca. De hecho, hice todo lo posible para que así fuese, y... ¡FUE!

Solo de pensar que me podía encontrar con él me puse a temblar, el pulso se aceleró sin contar absolutamente con nadie, al igual que la respiración. Tranquila, respira, me repetí una y otra vez sin éxito alguno. No podía parecer normal, no podía estar tranquila ni siguiera tener una respiración corriente. ¿Pero que te pasa? 

Y de un momento a otro, mientras iba discutiendo conmigo misma intentando que nadie se percatara de la lucha interna que se producía en mí y tratando de parecer algo normal me lo encontré. Allí estaba con la sonrisa puesta y con el hola a punto de ser pronunciado, y yo con estos pelos. Pues sí, la cague para variar. Después de tanto tiempo un simple hola salió de mi boca. 

¿Tú eres tonta? ¿Un hola? ¿Un simple hola le sueltas después de tanto tiempo? ¿No quieres pasar tiempo con él? Así vas ha pasar mucho. Vuelve. Retrocede. Pero, ¿tú estás bien? ¿Un hola? ¿Enserio? ¿Un hola? Todo eso se paraba por mi cabeza mientras iba de camino al coche cargada con bolsas y con el pelo mojado de la ducha, de la lluvia. Un desastre. Un desastre de día. 


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