Contigo pero sin ti.

septiembre 27, 2016

El otro día, cuando tú me dabas la espalda y yo saludaba inútilmente, me di cuenta que lo había exagerado todo. Sí. Como alguien escribió una vez en una de sus novelas, "lo que no ha sido no existe", y "nuestra" relación es así. ¿He dicho "nuestra"? Quería decir mía, porque eso es lo que ha sido, solo mía, contigo pero sin ti. No sé si me explico. 

Pensé que esas miradas y esas muestras de interés por mí, iban a acabar en algo que mereciera la pena. ¡Qué ilusa! Me creé mi propia historia contigo pero sin ti. Te idealice. Me hice una imagen de ti que no es, no te conozco, no sé absolutamente nada de ti, pero creí que sí. Creí conocerte. Creí que podría ser. Creí...

Caí que ya no habían esos pequeños detalles que tanto me gustaban, que ya no habían esas miradas que paraban el tiempo, que ya no habían esos gestos que me hacían volar, que ya no había nada. Y automáticamente, perdí la esperanza.

Por primera vez en todo este tiempo, puse los pies en el suelo y baje de la nube en la que me hallaba. Comprendí que la única que salía perjudicada era yo con mis películas mentales, sí, son muy bonitas, pero solo son películas. (Podrían contratarme para cuando el director se quede sin ideas. Mis películas son muy bonitas, tantos que me las creo todas).

Bueno, a lo que iba, que ya está. Una vez más, me equivocaba. Siempre quiero ir por delante y pensé saber cosas que no sé ni, posiblemente, sepa nunca. Tal vez, quise provocar algo que tiene que surgir por si solo, unas miradas no son todo. Pero ya está. Ya vale de idealizar a la gente, de inventarme personalidades que no son, eso está bien para escribir, para nada más. 


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