La lluvia.

octubre 19, 2016

Con la melena al viento y las mariposas en el estómago pisando charcos me transporté a la niña que era hace unos años. Esa niña que deseaba que lloviera solo para ponerse las botas de agua azules y aquel chubasquero, pisar todos los charcos que en el camino encontraba o buscaba. A la que siempre reñían y a la que le daba igual. 
Creo que me gusta la lluvia desde siempre. Ahora, tenga el estado de animo que sea, la lluvia siempre me lo cambia. Es como si accionaran un botón y de un momento a otro la sonrisa apareciera en mi cara. Me gusta salir a pasear cuando llueve, abrigada, con esa bufanda de color canela, grande y ese paraguas transparente donde puedo ver la carrera de gotas en primera fila. La lluvia me pone a bien con la vida. 


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