Tarde con Màxim.

octubre 29, 2017

¡Qué complicado es París! O más bien, yo, que vivo en un pueblo pequeño y aquí no hay metros y el bus urbano lo han quitado, cosas del alcalde. No entendí en un primer momento como iba eso del metro. Por consecuencia, nada más pisar París no sabíamos con que teníamos que desplazarnos, no sabíamos en que parada teníamos que bajarnos y no entendíamos nada de nada. Fue un poco caos, la verdad. Nos pegamos una caminata de más tres horas y media cargadas con las maletas y unos botines un poco... ¡Qué pies más delicados tengo! Pero cuando vimos por primera vez la Torre Eiffel se nos pasó un poco todo.
Conseguimos llegar al hotel a la una y media, Màxim me escribía para darme la bienvenida a París (22/10/2017), bueno me escribió antes pero no pude contestar por el nerviosismo y la emoción, por el jaleo y la desesperación de no saber nada. Enseguida quedamos y me dijo que metro tenía que coger y donde bajar que él nos esperaba allí. Cuando nos encontramos con él, después del show de los metros, le abracé, le abracé por el libro, por las cosas que compartía, por lo que pasó hacía poco, por las lágrimas. Pero no le dije que le abrazaba por todo eso. Y después, emprendimos el paseo turístico que no hizo días antes. Lo que vimos de París fue gracias a él. 
La ruta empezó por el ayuntamiento de París, la plaza estaba llena de gente, como todo allí. Es todo tan bonito... El paseo nos llevó por el puente donde Teresa tira el corcho que "flotará. El amor de verdad siempre flota", donde había una pareja disfrutando del Sena. ¿Casualidad? Paseando, paseando, allí la vi, en una calle bastante normal, Mi amor. Mi cabeza se había imaginado otra calle, otro lugar para ella. La cabeza que hace lo que quiere. Entramos y parecía que Teresa iba a salir para atendernos con un esperado español, pero la chica que había de dependienta no se movió de su sitio. Màxim paseaba y yo con la cámara hacía fotos por aquí y por allá. Me vinieron los recuerdos de la trampilla, llena de fotos de Alice... Fue increíble y más visitarla con él. Al salir, nos hicimos fotos en la puerta, muchas, pasaba mucha gente. 
A continuación, tocaba Notre Dame, que la bordeamos por detrás hasta que apareció su cara. ¡Qué bonita! Las gárgolas murmuraban y el Jorobado espiaba nuestra felicidad. La gente no podía faltar aquí. Shakespeare and Company también estaba a rebosar, fue nuestro siguiente destino, donde no pude hacer fotos porque se supone que está prohibido. Pero la gente las prohibiciones se las pasa por..., ¿no? Yo si no se puede no se puede, aunque si me llamaban la atención, lo mismo me daba, no entendía nada. 
No sé que hora serían, pero nos pareció que era hora del café. Pero como ya conté por aquí, soy mucho de Màxim, de París pero no de cafés, así que él me pidió una fanta francesa. El tiempo iba pasando y mi mente borró todo lo que quería decirle. Soy de perder oportunidades, siempre, pero ¿qué le hago? Sé que otra persona hubiera aprovechado más el tiempo, pero me tocó a mí y se lo agradezco a todos los que hicieron esto posible. Pero aquí no acaba la cosa, él insistía en ir a Montmatre y a mí me daba cosa que por mi culpa tuviera que cambiar sus planes, pero fuimos. ¡Qué bonito el Sacre Coeure! Y para variar, más gente. Mis pies y mis ampollas ya no querían más, y tuvimos que hacer varías paradas. Allí nos hicimos otra foto, cuando nos sentamos en un banco con la basílica atrás. 
La velada iba tocando a su fin, e hicimos la última parada en el café de Amelie con unos creps y mucha agua. Allí también saque los clicks de la cámara y fue al baño a ver al gnomo y a hacer más fotos. La verdad es que hice pocas. Me arrepiento un poco, pero los mejores recuerdos, los que por mucho que escribas o hagas fotos no se borrarán o esas cosas que no se pueden explicar están todo guardados en los cajones mentales. 
Y poco más, estuvimos viendo el moulin rouge con otros muchos turistas, los cuales también hacían fotos de todo. Acto seguido nos despedimos en el metro, después de estar segura en que parada tenía que bajar.
Fue un día INCREÍBLE, fue un sueño pisar París por primera vez y pasear con Màxim por los rincones de sus novelas, visitar Montmatre después de verlo en muchas de sus fotos. Fue... es que increíble ya se queda corto.
GRACIAS; gracias a la editorial por todo lo que han hecho por mí, a Irina especialmente por ser tan comprensible, agradable y simpática, y lo siento por todas las molestias, por mi desesperación por saber antes de hora. Gracias por haberme dado esta oportunidad. 
GRACIAS a Màxim por ser como es. Por su cercanía, por su simpatía, por su comprensión, por la hora y pico esperándonos, por los abrazos, por sus libros. Lo siento por mis pocas palabras. Eres AMOR.

You Might Also Like

0 comentarios