2017.

diciembre 10, 2017

Y sin apenas darnos cuenta, recibimos diciembre y todo lo que eso conlleva. La navidad se nos echa encima y los reencuentros y comidas/cenas están a la orden del día.
Yo cuando tengo tiempo en diciembre, me gusta recordar el año y este dos mil diecisiete ha venido revuelto y lleno de montañas rusas de emociones y sentimientos. La gran mayoría del año ha sido un aprendizaje y crecimiento personal, por situaciones ajenas a mí, pero que me afectaba en primera persona. Malas personas que entran en tu vida de revote y que tienes que lidiar con ellas porque no te queda otra, porque si por ti fuera... Pero han sido aprendizaje y he descubierto que a la hora de la verdad también tengo un par para afrontar las cosas, aunque pensaba que no. Fue una mala etapa que duró, a mí parecer, demasiado. Pero que con el tiempo y humor todo queda en una anécdota que cuentas en reunión y acabas riéndote. 
Cuando decíamos adiós a esa persona, decidieron que una foto mía era la ganadora de un concurso. La esperanza, la alegría y las ganas de que todo volviera a ir bien llamaron a la puerta y la invitamos a entrar y a tomar café. A eso me invitaron a mí en París. Lo del viaje ya lo sabéis, solo quiero añadir que fue la primera vez que salíamos de España, que fuimos unas pollitas que salían del cascaron a ver mundo y nos perdimos mucho. Fue un sueño cumplido. 
Durante la preparación del viaje, entre correos y llamadas, operaron a mi padre. Se nos acumuló todo, no pude disfrutar bien de todo, ni de los nervios. Pero todo salió bien. Y entre habitaciones de hospitales y nervios, me llamaron para trabajar un año más en la campaña de la uva, empezaría un día después de volver de París. Tampoco me dejaron tiempo para asimilar el viaje. La temporada, solo duró un mes y pico pero juro que se hizo eterno, que cada día creíamos que era el último, pero no fue así, conseguimos acabar la temporada e hicimos la cruz. Una y no más santo Tomas. 
Y aquí estoy, escribiendo desde mi nuevo portátil pequeñito y pensando en el tatuaje de la semana que viene, que por cierto, el tatuador me ha dado para el doce...
Para acabar, desearos una feliz navidad y feliz año 2018.

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