
Unas horas después ya estaba estrenando acreditación en el desfile de capitanÃas. Yo, que huÃa de las fiestas y me encontraba entre la multitud con mi cámara en el cuello y muerta de vergüenza. Llegué a casa inmensamente feliz y orgullosa de las fotos que habÃan salido. Me enamoré de una niña a la que le hice una foto que me recordó a mÃ. Los dÃas siguiente, la busqué pero sin éxito. Me tengo que conformar con esa foto que me saca sonrisas cada vez que la veo, aún estando mal enfocada.
En el segundo desfile, ya sabÃamos donde colocarnos para conseguir las mejores fotos, de hecho, ese dÃa hice pocas pero todas buenas a mi parecer, claro. Entre la multitud, como anécdota, minutos antes de empezar, la gente me preguntaba que si era fotógrafa y mi contestación fue, "bueno... sÃ..." no me acostumbro. TenÃa cola para hacer fotos, la gente que a veces es maja.
Fue una experiencia increÃble, Lolo, que me acompañaba, me lo hizo un poco más fácil, porque si hubiera ido sola hubiera muerto el primer dÃa de vergüenza y no hubiera revivido. También la gente ayudaba, cuando se veÃan apuntados por una cámara sonreÃan y posaban.
Gracias una vez más a Maje por confiar en mÃ, por no dudar y por darme esta gran oportunidad.
Estoy feliz y orgullosa de haber aceptado, pero más me voy a sentir cuando vea mis fotos publicadas en una revista. Ya os contaré.